miércoles, 15 de mayo de 2019
Joseph Gillott 170
"Mi plumilla". Esta es mi nueva plumilla, y su nombre y apellidos completos son Joseph Gillott 170 . Me llegó ayer . Y es una plumilla especial, digamos la plumilla definitiva . Hacía mucho tiempo que la buscaba, y por la razón que fuera nunca dí con ella, ni por internet ni físicamente hablando en diversos establecimientos de bellas artes. De hecho, en mi ciudad, Santander, actualmente no hay más que una pequeña y modesta tienda dedicada a estas disciplinas, el resto cerraron los últimos años . Luego, en mis desplazamientos a Barcelona ( que es dónde más suelo viajar ) , por ejemplo, jamás la encontré en algunas de las tiendas que frecuenté ; sería que la casualidad no se quiso poner de mi parte, sería que la verdad no es una pluma especialmente convencional, sería que soy muy despistado, no lo sé, pero cualquiera de las tres posibilidades es posible, incluso las tres a la vez . Y es especial porque algunos de los autores de tebeo que más admiro y he admirado - maestros clásicos españoles del tebeo de los 70 y los 80 - la utilizaron durante toda su longeva y fecunda vida profesional . Era , digámoslo así, su plumilla. Y aunque no haya sido en mi vida una persona especialmente mitómana precisamente, no es menos cierto que esa sugerencia , esa mención de algún autor que yo admiraba sobre este modelo de plumilla expresamente, ese número 1470 entre tantos y tantos otros números Gillott me quedó tan grabado a fuego en la memoria - incluso antes de que yo me pasara a esta herramienta -, que la convirtió ya a mis ojos en un objeto de culto absolutamente inalcanzable que de conseguirlo algún día me proporcionaría como por arte de magia la maestría que me abriera las puertas a los secretos más ocultos del entintado a plumilla. Craso error decir eso, pero soñar es tarea obligada siempre y todos necesitamos en algún momento posar nuestros esperanzas en algo sobre el que construir estados de confianza . Siguiendo con esto. Hablo de autores con un dominio de la técnica absolutamente colosal, que yo por supuesto, jamás alcanzaré. Pero es que hablo de auténticos virgueros, artesanos fabulosos con un dominio de todas las vertientes de este medio verdaderamente asombrosas . Las excelencias de esos autores españoles de los 70 y 80 son tan inconmensurables que desde luego no se encuentran al alcance no ya de mí, humilde mortal dibujante de grandes limitaciones, sino seguramente de muchos grandes autores de la actualidad ( me lo parezcan a mí o no ) . Más allá de todo esto , la sensación al recibirlo y tenerlo entre las manos ha sido emocionante , como la del niño que recibe por sorpresa aquel regalo tantas veces soñado y que ya no esperaba. Entrañable . Hacía tiempo que no experimentaba una sensación así . Aún no he podido probarla, pero pronto lo haré, y con total seguridad, también se convertirá en mi plumilla , la definitiva .
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