Seré breve sobre esta continuación del post que subí el mes pasado.
Pruebas realizadas. Electromiografía por un lado y analíticas inmunológicas, víricas, hematológicas por otro. Hasta seis tubitos de sangre me han sacado en la pública, y uno diminuto en un laboratorio privado (en consecuencia estos últimos no te sacan sangre como si fueran vampiros, solo el maldito dinero) de las pruebas que la pública no me podían (más bien no querían) hacerme.
Resultados de las pruebas. La electro (por privado, como no) ha salido bien, no padezco ningún problema neuronal en los músculos, ni esclerosis ni nada de eso, esa prueba no falla, al menos en ese sentido. En cuanto a los analísis clínicos: hallados tres virus, o más bien anticuerpos de uno ya inactivo que ha estado combatiendo mi organismo antiguamente. Luego uno activo sin más explicación. Y por último -y éste sería el peor resultado de todos-, en las pruebas de laboratorio privada aparece un tercer virus, o más bien la acción antivirus ante el sudodicho virus, donde me da unos niveles en sangre de entre doce y veinticinco veces superiores a la orquilla entre el nivel menor y mayor de lo que se podría considerar normal, lo que imagino es bastante, por no decir un poco más que bastante, o más bien una barbariudad. Y diría que un mil doscientos por ciento no es precisamente algo normal. También tengo niveles algo elevados de cortisol y en análisis de inmunología, por lo que veremos que determina el reumatólogo este jueves, ya con todas las pruebas que me pidió en sus manos (se las lleve a la consulta, a secretaría, el viernes pasado y me llamaron el lunes para darme cita) podrá espero sacar algo en claro, y pueda recibir un tratamiento o lo que sea, porque cada vez estoy peor, y esto es ya hace tiempo que es un camino sin final a la vista hacia ninguna parte.
En otro orden de cosas, me gustaría comentar que tras cuatro años viviendo en el piso actual (me mudé justo un mes antes o dos de que estallara la pandemia dell COVID, que ya fue casualidad), este año nos mudaremos (vivo con mi madre) a otro piso, con suerte para este verano. Espero que sea una etapa mejor, tanto en salud como en sensaciones, desde luego nunca he dejado de sentirme ajeno a este piso tan desangelado, falto de vida, con esa sensación constante de provisionalidad (que era lo que iba a ser), y cuyo únicos positivos recuerdos que me llevaré serán la escritura y las series de televisión que he compartido con mi madre algunas noches. Ahí quedan al menos La sonrisa de Klara, mi obra autobiográfica (junto a esa segunda parte ya muy avanzada y que he tenido que aparcar por mis problemas de salud) y en menor medida Ageslato, ese en principio relato corto que me puse a escribir a ratos sueltos por no poder escribir con continuidad, y que terminó por convertise en una novelita corta de doscientas páginas.
Por lo demás, como digo, espero que mis problemas de salud se puedan solucionar de alguna manera -la que fuera-, para poder retomar cierta vida normal, recuperar el ánimo, poder volver a dibujar, escribir con cierta asiduidad, retomar oposiciones y estudios, salir a correr o hacer algo de deporte o salir a dar largos paseos al menos, y poder dormir por las noches sin zumbidos, sin temblores, sin espasmos ni hormigueos ni dolores, sin hipersensibilidad a los sonidos, etc, y cuando menos, encaminar mi vida hacia alguna parte con cierto sentido, modestamente.
Tampoco pido mucho, o eso creo (al menos tener una salud mínima para que las cosas dependan en cierta manera de mí).
Y con esto me dejo ya de lamentaciones por hoy.
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