miércoles, 18 de junio de 2025

Escena La cuna y el chivo.

Perturbadora imagen de la novela Agelasto, dentro de su primera parte, en el episodio La cuna y el chivo.

"Oculto entre los árboles, nuestro protagonista llega a una casa perdida. Desde una ventana, presencia una escena inaudita: una mujer joven, en camisón azul, amamanta a un bebé que resulta ser un chivo de ojos escarlata y rostro sobrenatural. Lo sostiene con ternura religiosa. Sonríe mientras la criatura succiona. La música clásica envuelve la escena, convertida en un ritual íntimo y alucinatorio."

Entre el realismo mágico y el horror bíblico, se trata de una escena que invoca lo demoníaco desde la maternidad.

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miércoles, 11 de junio de 2025

Imagen de Agelasto. Caroline.

Imagen de un episodio de Agelasto donde el protagonista se encontrará un bebé en una secadora de una lavandería que resultará ser el hijo de una joven soltera llamada Caroline. Agelasto es una novela existencialista ambientada en una pandemia.

 #novela #Agelasto #existencialismo #crimen #distopia #nihilismo

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ESCENA AGELASTO.

Fragmento de la novela
“Caroline se levantó y comenzó a bailar risueña, como en semitrance. Levantaba los brazos hacia el cielo y hacía ondulaciones con el cuerpo, la bata se le abría y enseñaba su ropa interior, negra. […] Su comportamiento lúdico le sorprendía: era evidente que las mujeres eran capaces de entrar en un estado alterado de conciencia que él jamás sería capaz de soñar.”

La escena encarna la disonancia radical entre la pulsión de vida y la conciencia del colapso. Caroline baila como si exorcizara la muerte, como si ese instante bastara para justificar la existencia. Ella es carne, música, precariedad, estrategia, belleza herida. Él, en cambio, es puro pensamiento disociado, testigo inmóvil. Esta escena revela la distancia entre ambos mundos —el femenino como resistencia vital frente al hundimiento del sentido.




sábado, 7 de junio de 2025

Ensayos para una novela: sobre la novela continuación de La sonrisa de Klara.

Algunos de los ensayos que he estado estudiando para la novela continuación de La sonrisa de Klara (La sonrisa de Klara aún no está publicada pero lo estará, en su momento). No son todos, pero si quieres realizar un mosaico sociológico del mundo actual (aparte de la historia en sí de los personajes, que son lo más importante), más o menos riguroso, tienes que sumergirte y bucear a fondo. Es impensable (a cierta edad uno ya se conoce demasiado sus múltiples defectos y escasas virtudes) que yo escriba algo con la pretensión primera de entretener. En mi opinión un escritor, o mejor dicho alguien que escribe (suena ridículamente pretencioso eso de un escritor), aparte de otras muchas cosas más, debe ser una voz crítica con la sociedad en la que vive. Entiendo que no todos lo sean, sin embargo. Al final es cuestión de la sensibilidad de cada cual, y de que es lo que te motiva a ponerte a escribir durante horas y horas en soledad. 


 

jueves, 5 de junio de 2025

Imagen y explicación de la escena acontecida en el episodio “La farmacia”, dentro de la 3ª parte de Agelasto.


Un edificio gris, macizo, como un bloque burocrático sin alma. En la fachada, un rótulo verde radiante anuncia: FARMACIA 24 HORAS, bajo una cruz luminosa. El protagonista entra en un pasillo de estanterías impecables, bajo tubos de luz blanca que aplanan el tiempo. Todo está pulcro, ordenado, clínicamente inhumano.
Al fondo, dos empleados con bata y mascarilla: uno con melena plateada, otro con mirada vigilante. El protagonista habla, pide Valium. La mujer teclea sin mirarlo, sin emociones. “No tiene Valium.” Él titubea. Ella lo observa. Él se tambalea. Le ofrecen una silla. Los empleados cuchichean. Lo observan. Lo analizan. Lo juzgan sin decirlo. Él no sabe si tiene fiebre, ni si ha perdido el control. Pero le dan la caja. Con una condición: controle su temperatura cada dos horas. Como si él fuera ya un portador asintomático de algo que ni él comprende.
Fragmento de la novela original
“La farmaceútica fue hacia el interior de la tienda y sacó una silla. Siéntese, por favor. Él obedeció dócilmente. Miró a su alrededor pero la chica que estaba siendo atendida cuando entró ya no estaba. El otro empleado de farmacia, el hombre del pelo rizado y gris, estaba subido en lo alto de una escalera ordenando unos productos. Ella se acercó a él y le dijo algo. De inmediato bajó de la escalera, y se pusieron a cuchichearse al oído mientras le observaban.”
Significacion
La farmacia actúa como templo de la farmacovigilancia contemporánea: un espacio donde la ansiedad no se cura, sino que se cataloga, se mide y se administra. Aquí no hay empatía, sino regulación. El cuerpo del protagonista —cansado, confundido, tembloroso— se convierte en objeto de sospecha sanitaria."
El Valium ya no es medicamento: es permiso para seguir funcionando. El termómetro es su nueva credencial social. Esta escena revela el poder institucional en su forma más sutil: la amabilidad que controla, la asistencia que registra.




martes, 3 de junio de 2025

Personajes clave de AGELASTO (V). Leire.

Bueno, aquí dejo la ficha de otro personaje. Leire. Debería haber subido este post antes que el anterior, pero ni me he dado cuenta. Tengo un lío de imágenes importante, terrible.

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https://amzn.to/4d4CRqk PERSONAJES AGELASTO. LEIRE. Leire (presencia fugaz pero disruptiva, el otro lado del espejo). “La doble de Diana”. Leire es una mujer atrapada en un entorno de violencia doméstica, madre de dos niños, y —por un instante— una figura que el protagonista confunde con su ex pareja Diana. Ese equívoco simbólico no es casual: Leire encarna el doble espectral de lo que pudo ser y no fue, una proyección rota del amor pasado. Su casa es un escenario claustrofóbico donde resuenan gritos infantiles, miedo y confusión. Cuando el protagonista interviene violentamente creyendo salvar una vida, la reacción final de Leire desvela una ambivalencia devastadora: ni salvador ni monstruo, él es expulsado del círculo íntimo que ha osado invadir. Leire encarna el límite entre la piedad y la intromisión, entre la empatía y el delirio. Es víctima y guardiana, cuerpo doliente y madre feroz.

Su episodio concentra algunos de los ejes temáticos de la novela: alienación, trauma, instinto y descomposición moral.



sábado, 31 de mayo de 2025

Escena Agelasto: La habitación de Leire

Continúando con el universo Agelasto, aquí tenemos una imagen de la novela, analizada, con parte del fragmento original. 

Título:

La habitación de Leire


Descripción visual:

Una habitación húmeda y pobremente iluminada, con manchas en el techo y una cortina deshilachada que apenas filtra la luz grisácea del exterior. En el suelo, apoyada contra la pared, una mujer pelirroja, ojerosa, semiconsciente, abraza a dos niños pequeños. Ambos visten ropa sucia y lloran desconsolados.
A pocos metros de ellos, un hombre de rostro sombreado sostiene un jarrón de cristal vacío. Su figura parece congelada entre la confusión, la culpa y la violencia recién desatada. Al fondo, en la penumbra del pasillo, se adivina el cuerpo caído del agresor.


Fragmento del texto original:

“Los veo al entrar, de pie, arrinconados detrás de una cama de matrimonio, pegados a una cortina. […] Leire yace en la moqueta, está de lado y con la cara hinchada. […] Cojo entre las manos un jarrón de cristal lleno de agua y vuelvo a la habitación, donde arrojo el contenido sobre su cabeza. […] La mujer reacciona, abre los ojos con suavidad. Para mí sorpresa está viva. Los niños corren hacia ella y se arrojan en sus brazos, gritando mamá, mamá, dos ecos dobles.”


Función simbólica y narrativa:

La escena representa el único momento de auténtica acción ética del protagonista. No se mueve por ideología, ni por deseo, ni siquiera por redención personal. Solo reacciona ante lo irreparable: la posibilidad de que dos niños sean asesinados.
Leire, reflejo distorsionado de Diana, cataliza una memoria emocional dormida, y su agresión reactiva algo que parecía muerto.
Esta escena no trata del heroísmo: trata del límite. Del umbral donde el cuerpo y la historia estallan. El personaje actúa sin comprender, guiado por una brújula rota cuyo único norte es el dolor de los inocentes.



martes, 27 de mayo de 2025

Elementos de Agelasto: La cabina de eutanasia.

En Agelasto se mercadea con la muerte y el miedo. 

La cabina de eutanasia con pantalla personalizada (Imagen visual del episodio La farmacia)

Una cabina futurista, blanca y reluciente como una cápsula de escape, se alza en el interior de una sala clínica con estética minimalista. En su interior, una figura humana reposa inmóvil, observando una pantalla donde se proyectan imágenes personales: recuerdos editados, selfies felices, vídeos de familia. Todo está impregnado de una calma anestesiada, como un spa de despedida. En la pared, un cartel publicitario reza: “Despídete con estilo. Rememora lo mejor. Termina sin dolor.”

Fragmento del texto original:

“Para ello tenemos nuestras cabinas especiales de porcelana y pantalla de vidrio, con series de televisión a la carta para esos últimos momentos que te harán partirte de risa, o un resumen de tu vida extraído de tu biografía personal de Facebook…”


Ironía higiénica para un suicidio de lujo. El horror del confort en la era posthumana.


¡La muerte puede ser muy divertida!






lunes, 26 de mayo de 2025

Personajes secundarios o clave de Agelasto (IV). Moira, la cajera de supermercado.

         Moira.

    (el dolor espiritual, la pérdida del hijo, la ouija)

    La madre espiritista. Madre solitaria, espiritista amateur y trabajadora precaria. Moira atiende una caja registradora en el supermercado, pero su vida real ocurre en casa: un altar doméstico levantado en torno a la muerte de su hija, cuya causa es incierta —¿accidente?, ¿asesinato?, ¿culpa propia?—. En medio del duelo, practica sesiones de ouija, rodea de velas una fotografía, interroga al vacío con una fe desesperada. En su episodio —uno de los más intensos de la novela— Moira entra en trance, habla lenguas antiguas, adopta posturas convulsas, implosiona. Su dolor trastoca al protagonista, lo enfrenta a lo irreparable. Ella representa la grieta por donde se cuela lo sobrenatural: no como fenómeno fantástico, sino como necesidad humana de sentido ante lo insoportable.

    Moira canaliza el núcleo emocional y simbólico del relato. Introduce el duelo extremo como límite de lo racional, y conecta lo íntimo con lo trascendente.





domingo, 25 de mayo de 2025

AFINIDADES LITERARIAS DE AGELASTO.



EL CUARTETO DEL VACÍO EXISTENCIAL Y LA CRÍTICA A LAS SOCIEDADES MODERNAS

AGELASTO, bien puede encuadrarse con estas tres obras, así como con otras como "El túnel" de Sabato, "El solitario" de Ionesco, o "La náusea" de Sartre.

AFINIDADES LITERARIAS de Agelasto
(Agelasto, Ampliación del campo de batalla, American Psycho, El extranjero)
Referencias literarias y afinidades filosóficas
Agelasto se inscribe en una tradición de narrativa existencial y nihilista que, desde el siglo XX hasta nuestros días, ha explorado la fractura entre el individuo y un mundo que ya no ofrece sentido. La novela dialoga con obras clave que comparten esa mirada desencantada, introspectiva y radical sobre la condición humana:
Albert Camus — El extranjero.
Como Meursault, el protagonista de Agelasto habita la vida con desapego. No hay afectación, solo observación cruda del absurdo cotidiano. Sin embargo, mientras Camus plantea una aceptación serena de lo absurdo, Agelasto explora su deriva psíquica y simbólica: un presente en ruinas donde el silencio ya no es lucidez, sino síntomas de algo más profundo y descompuesto.
Michel Houellebecq — Ampliación del campo de batalla:
Ambas obras comparten una sensibilidad extrema hacia el colapso emocional del hombre contemporáneo. El protagonista de Agelasto, como el de Houellebecq, es un testigo pasivo, en guerra con una sociedad que ha vaciado de sentido el deseo, el afecto y la pertenencia. Pero Agelasto va más allá: introduce una dimensión simbólica, onírica y perturbadora que transforma el malestar en alegoría.
Bret Easton Ellis — American Psycho:
Si bien Agelasto carece del sarcasmo brutal de Ellis, ambos relatos se estructuran desde una conciencia escindida que describe lo monstruoso con una distancia clínica. La violencia no es espectáculo, sino síntoma. Y lo cotidiano, en su repetición absurda, funciona como ritual de una sociedad psicotizada. El cuchillo del protagonista no es tan distinto del de Patrick Bateman: ambos son herramientas de una lógica enferma.

Conclusión:
La originalidad de Agelasto radica en su capacidad para metabolizar estos referentes y transformarlos en una experiencia propia, situada en un entorno ibérico, afectado por el colapso simbólico, no solo sanitario. Una fábula oscura para una época sin relatos fundadores.




Personajes secundarios o clave de Agelasto (III). Caroline.

Caroline

(madre joven, sensualidad, supervivencia, verdad desgarrada, espiritualidad de periferia)

Figura ambigua y fascinante. Joven madre soltera, atrapada en un barrio marginal, sin más armas que su cuerpo, su inteligencia emocional y su desesperación. Caroline es una superviviente que utiliza estrategias insólitas para conseguir dinero y atención: deja a su bebé en una secadora para simular un abandono y chantajear —o conmover— a los hombres que lo “rescatan”. No es víctima ni verdugo. Es muchas cosas a la vez: prostituta ocasional, filósofa sin academia, criatura rota por la vida, y espíritu alternativo que enciende incienso, colecciona figuras budistas de bazar y mezcla el tarot con consejos emocionales que parecen salidos de un libro de autoayuda subrayado.

Su piso, pequeño y opresivo, es una mezcla de desorden doméstico, olor a sándalo barato, libros subrayados y biberones vacíos. Caroline fuma con una tristeza alegre, baila entre la precariedad como si la vida no doliera tanto y mira al protagonista con una mezcla de burla, deseo y compasión. Habla con franqueza, se exhibe sin pudor, pero también esconde una densidad emocional que desarma.

El episodio con Caroline es uno de los más densos en términos de crítica social, tensión erótica y pulsión de verdad. Su presencia abre un resquicio de ternura desesperada, pero también una incómoda verdad sobre las formas contemporáneas del abandono y del amor transaccional.

Elemento simbólico: el libro de su padre, Vehículos del vacío, conecta su historia personal con los ejes filosóficos de la novela, como una transmisión interrumpida entre generaciones perdidas.



sábado, 24 de mayo de 2025

Personajes secundarios de Agelasto (II). El mendigo.

 PERSONAJES SECUNDARIOS Y CLAVE DE AGELASTO (II). El mendigo.

Una figura muda, aparentemente irrelevante, que surge en varias escenas como una presencia inquietante. Acompañado siempre de su perro esquelético y ciego, observa, se cruza, permanece. Solo en el epílogo se revela su verdadero papel. Este personaje encarna la conciencia subterránea del relato, el recordatorio de que siempre hay alguien que ve, incluso cuando creemos estar solos. Simboliza lo marginal, lo invisible, pero también el juicio último: la mirada del otro.



Personajes secundarios de Agelasto (I). El hombre del supermercado (¿asesino de niños?).

PERSONAJES SECUNDARIOS DE AGELASTO (I). Este personaje (o presencia, pues no le veremos hablar en sus breves pero rotundas apariciones), es el que hará que el protagonista principal de esta novela cambie la forma -pasiva hasta ese momento al presente inmediato- de observador de la decadencia y el horror del mundo, a convertirse en parte activa de este. 

El hombre del supermercado

Una figura sombría entre la rutina y el horror. Figura sombría y perturbadora que el protagonista sigue hasta un cobertizo en las afueras, donde lo sorprende asesinando a su propio hijo. Su presencia encarna la degradación moral extrema en un mundo en ruinas. Más que un personaje, es un símbolo del colapso del instinto protector. En el epílogo, reaparece —posiblemente— como un carnicero con el cuello vendado, lo que sugiere que ha sobrevivido y se ha ocultado bajo otra identidad. Representa el horror disfrazado de rutina.




lunes, 12 de mayo de 2025

12 de mayo. Día mundial de la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica.

Hoy al parecer -y me he enterado hace apenas unos minutos-, se celebra el Día Mundial de la fibromialgia. No está de más recordar un poco esta invisible enfermedad, y el como la etapa Covid-19 desencadenó con fuerza los síntomas en muchas personas (en mi caso probablemente ya la tenía desarrollada desde hacía bastantes años pero no de manera significativa, con escasos síntomas, como dolores periódicos que podía achacar a artrosis u otros problemas menores). Desde mi experiencia personal puedo testimoniar que, aparte de ser muy limitante, es muy desesperanzadora. Y que tardé más de dos años en descubrirla, tras decenas de pruebas médicas, innumerables desencuentros con toda clase de profesionales de la S.S, y una cantidad importante de dinero gastado en médicos privados, por no decir de pasar muy malos momentos por la polisintomatología. De cualquier modo, reconozco que nunca pensé que padeciera esta enfermedad, hasta que el reumatólogo, el último de los especialistas a los que acudí (cuando estaba ya a punto de tirar la toalla), me llevó por el camino correcto.   

El diagnóstico de síndrome fibromiálgico constituye un reto, entre otras cosas por la ausencia de marcadores de laboratorio que pudieran confirmar o refutar su presencia. Habitualmente, son pacientes con múltiples síntomas, variables en el tiempo en calidad y en  intensidad, incluso con dificultad para  pormenorizar sus quejas, y que se sienten abrumados; personas con angustia significativa, con dolores en múltiples regiones del cuerpo y tratamientos ineficaces para ellos (“nada funciona”), fatiga discapacitante y multifacética,  hipersensibilidades, alteraciones del sueño, y otras manifestaciones clínicas que menoscaban su calidad de vida. A pesar de los avances en su comprensión, estas patologías continúan siendo subdiagnosticadas y diagnosticadas tarde.

"La pandemia que nos afectó desde marzo de 2020 vino a complicar la situación de las personas que sufren síndromes de fatiga crónica,  fibromiálgico, de dolor centralizado, y sensibilización central.  La carga de estrés en condiciones  “de pandemia”,  las dificultades para acceder a los servicios de salud, los cambios en el cumplimiento del ejercicio físico, las variaciones en los programas de fisioterapia y las condiciones de trabajo remoto tuvieron un impacto en los pacientes. El fenotipo clínico de síndrome post-COVID comparte múltiples similitudes con los síndromes fibromiálgico y de fatiga crónica; un diagnóstico comórbido de síndrome post-COVID-19 puede suponer un impacto elevado de los síntomas y la gravedad de la enfermedad de base. Vías neuroinflamatorias, neuroplasticidad en el sistema nervioso central, y cambios en el sistema nervioso autónomo parecen inducir la aparición de síntomas relacionados y compartidos en estos síndromes. Son necesarios estudios futuros que acoten características diferenciales  y similitudes en estos procesos.

Hoy en día, es irrebatible la necesidad de atención integral de las personas que soportan síndromes de dolor generalizado y de fatiga crónica. En cada paciente, y dependiendo de la severidad clínica en cada momento, se debe considerar un programa de tratamiento individualizado y multidisciplinario. Un enfoque inicial de atención integral de estas enfermedades crónicas engloba: educación del paciente y terapia cognitiva-conductual, considerar y tratar comorbilidades, programa de ejercicios, y tratamiento farmacológico."





jueves, 1 de mayo de 2025

Audio de 17 minutos de Agelasto.

Aquí dejo un audio de prueba de 17 minutos de Agelasto, compuesto por un fragmento de uno de sus episodios.


domingo, 27 de abril de 2025

Agelasto. Nietzsche y el nihilismo.

Nietzsche y el nihilismo. Tras la muerte de Dios, el hombre pierde su asidero espiritual, su promesa de trascendencia, su papel principal en el universo, y con ello se encuentra en un mundo que ya no tiene sentido.

"¿No vagamos cómo a través de una nada infinita? ¿No sentimos el alentar del espacio vacío? ¿No se ha vuelto todo más frio?”.
Estas son algunas preguntas que se hace el filósofo alemán, de un tono bastante similar (probablemente inspirado por ella) a la mítica sentencia con que nos fustigó Pascal sobre la muerte: “Me aterra el silencio eterno de esos espacios infinitos”, que nos dispone a dos opciones:
El calor esperanzador de la creencia o la fríaldad aterradora del vacío (de la inexistencia).
Agelasto navega en un mundo, el nuestro, donde cualquier forma de creencia trascendente ha sido hecha añicos. El personaje, casi en su final, se adentrará en una Iglesia, con un bebé entre los brazos rescatado de entre los desperdicios. ¿Busca acaso la luz perdida? ¿Entregar la inocencia encarnada del bebé en el único lugar donde quizá pueda estar a salvo, en un lugar donde quizá sí existe un sentido?

miércoles, 23 de abril de 2025

El bovarismo



El problema de la vivienda en España.

Pedro Sánchez (Pedro I "el enterrador" o "el sepulturero" o "el cruel") explicando en TV a propósito del aumento del gasto militar, que supondrá más impuestos para el ciudadano de a pie. Por contra no hace referencia ni hoy ni ayer ni nunca al que creo asunto capital actualmente en la sociedad española: "El precio de la vivienda, el derecho inviolable a una vivienda digna".

Es más, a ninguno de los mequetrefes nauseabundos del "Congreso de los Incapacitados" o del "Museo de Excrecencias Parlamentarias" parece importarles este asunto en lo más mínimo. En cambio si parece importarles mucho más el tema arancelario procedente de un país extranjero o esos decretos ley sobre presuntas libertades sexuales o derechos identitarios en base a opresiones que no existen más que en la imaginación de sus fieles, y las cuales cuestan millones de euros al erario público.
El mundo se ha vuelto loco, eso ya lo sabemos. La hipocresía revienta las camisas de fuerza de la ciudadanía. Eso ya lo sabemos. Pero hay personas que no pueden acceder a alquileres, y ni que decir de la adquisición de un inmueble. Anoche, muy de madrugada, como ocurre con estas cosas, en un documental, aparecían personas que ya vivían en autocaravanas, igual que en ciertas áreas de la américa profunda de EEUU, donde los redneck malviven en poblados compuestos de estos vehículos. También en el documental se podían ver a familias enteras hacinadas en cubículos, igual que los países tercermundistas a los que envían o dicen envíar ayudas.



lunes, 21 de abril de 2025

Agelasto versión tapa dura.

En mis manos la versión tapa dura de Agelasto llegada ayer desde la tienda de Amazon. Al final me he quedado con este último diseño que realicé, será el definitivo. Quería ver que tal había quedado. Muy satisfecho. No así con la versión tapa blanda, que tengo que realizar unas mejoras.










miércoles, 16 de abril de 2025

INFANTILIZACIÓN EN LAS SOCIEDADES MODERNAS.

LA INFANTILIZACIÓN DE LA SOCIEDADES MODERNAS (por descontado nos encontramos, no en la decadencia, sino en la muerte de la civilización occidental)


Infantilización: ¿de qué hablamos exactamente?

Quizás decir que la gente se ha vuelo estúpida sería una lectura simplista, ya que habría que apuntar más motivos, pero tampoco sería desatinada, ya que la cretinización actual es un hecho manifiesto (para los curiosos, solo hay que verse un programa de Broncano para sostener este argumento con garantías)—,

En cualquiera de los casos, la gente hoy adopta una postura emocional y mental más dependiente, más superficial, más maleable, y la infantilización de las masas se manifestaría en cosas como:

-Lenguaje simplificado, casi de guardería, incluso en contextos serios (el “hablarle al cliente como si fuera un niño”).

-Narrativas maniqueas, donde todo es blanco o negro, bueno o malo, héroe o villano.

-Hipersensibilidad programada, donde cualquier incomodidad se percibe como agresión.

-Saturación de estímulos visuales y sonoros, como si el mundo fuera una app de entretenimiento continuo.

-Evangelios de autoayuda exprés, donde en lugar de asumir complejidad, todo se reduce a frases motivacionales vacías.

En conclusión debemos decir que esta infantilización no es accidental: es funcional.

Una masa infantilizada:

Consume sin preguntar.

Obedece sin cuestionar.

Busca gratificación inmediata.

Reacciona más que reflexiona.

Causas:

1 El mercado necesita consumidores emocionales, no ciudadanos críticos.
2. Las redes sociales premian la reacción rápida, no la reflexión lenta.
3. El sistema educativo ha sido domesticado por lo utilitario, abandonando lo filosófico, lo poético, lo libre.
4. La vida moderna está llena de ansiedad, y la regresión al infantilismo se vuelve una estrategia de defensa colectiva.
5. El pensamiento complejo está en crisis. Y lo complejo duele. Lo infantil, tranquiliza.
Y si las élites culturales, políticas o tecnológicas alimentan esa regresión (porque les conviene), el círculo se cierra.

Sociología de las sociedades posmodernas del hiperindividualismo. La felicidad en la pareja y las relaciones impersonales.

Según François de Singly, la valorización del lazo conyugal se explica por la necesidad de mostrar, en las sociedades individualistas, que no vivimos exclusivamente en función de la lógica del interés personal, que nuestra identidad individual es rica en otros aspectos, en particular en valores afectivos no utilitaristas, en virtudes desinteresadas, en la capacidad de dar gratis tiempo, atención, amor: en resumen, que el dinero no lo es todo, que estamos dotados de «cualidades humanas», de sentimientos, y que no pensamos solo en nosotros mismos. «Vivir en pareja hace visibles en la escena pública las pruebas de la existencia de la razón humanitaria.»

No esconderé mi escepticismo respecto a esta explicación. Ya que si la hipótesis fuera justa, debería conllevar una condena moral de las personas que viven solas. No es así ya que no se estigmatiza a las personas solas, no se las considera más egoístas que las otras: como mucho se las compadece. Si la norma conyugal persiste no es para hacer de contrapeso al utilitarismo, sino debido al ideal de felicidad privada, que es difícil concebir sin el intercambio intimista y la calidez de los lazos sentimentales. En la era del hiperindividualismo, la felicidad se asocia a la vida en pareja porque esta es una barrera ante la experiencia dolorosa de la soledad, porque permite, al menos idealmente, tener la sensación de contar para alguien en particular, ser importante a sus ojos, y en consecuencia no ser una individualidad sustituible. Si la vida conyugal se considera por lo general como más deseable que el celibato, es porque se la asocia a la posibilidad de poder disfrutar de relaciones sentimentales en un mundo dominado por las relaciones impersonales, gozar de una proximidad comunicacional intensa e íntima con el otro considerada necesaria para la vida feliz.






Queso. Para once años.

Este es Queso o Quesito (según para quienes). Es el perro de mi hermana pequeña. Aunque se vea adorable no es comestible. Queso es un guardián entre el centeno, pero de verdad, no como el patético personaje de la mediocre novela de Sallinger. Queso es mi amigo, y en tres meses cumplirá once años. 
Como pasa el tiempo.


 

Una sociedad donde los niños se suicidan.

 Una sociedad donde los niños se suicidan no puede ser una sociedad sana. Estamos de acuerdo en eso, ¿verdad? Imagino que sí -no podría entender otra cosa- pero la dejo como punto convergente de reflexión acerca de donde nos encontramos en la actualidad.

En Agelasto -metáfora de nuestro tiempo- hablo de una sociedad que, como Saturno, devora a sus propios hijos. Distopía crítica, parábola de un mundo enfermo y desorientado, tiene uno de sus puntos más escabrosos y cruciales en los niños asesinados por sus propios padres por medio de un veneno mezclado con la leche, que en cierto punto de la novela inducirá a la siguiente pregunta al personaje protagonista:
"¿Quizás los están liberando del peso de la existencia (de su sufrimiento)?". Frase muy schopenhaueriana, de hecho.
Repito de nuevo la frase. "Una sociedad donde los niños se suicidan no puede ser una sociedad sana.”
Esa frase debería dolerle al mundo entero.
Y sin embargo, seguimos como si nada, como si no fuera una señal clarísima de que algo esencial se ha roto.
Que la infancia —ese lugar que antes era símbolo de la vida naciente, del juego, del porvenir— sea hoy también un espacio de desesperación, ansiedad, desconexión… es una de las tragedias más silenciosas de esta época.

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Cuando un niño se quita la vida, no es solo una tragedia. Es una acusación a toda la estructura social.Nos habla de:

La descomposición del tejido afectivo: (familias fragmentadas, padres ausentes o agotados)

La presión absurda del rendimiento y la imagen: (niños estresados como adultos).

El aislamiento digital, donde todo está mediado por pantallas pero casi nada es realmente cercano

Y todo eso ocurre mientras se nos dice que estamos más conectados que nunca. Es una paradoja que escuece:

más tecnología, menos vínculo.

Más información, menos sabiduría.

Más estímulo, menos sentido.

"Los niños de mi clase son malvados". Sí, algunos lo son, Laura.





viernes, 11 de abril de 2025

Nueva portada de Agelasto.

Y mientras, sigo ultimando mi tercera novela -que me está destruyendo entre los dolores de la "fibro" y su mastodóntico tamaño-, que técnicamente será la segunda parte de Klara (al menos en cuanto a que forma parte del mismo universo), de la cual tengo pendiente de realizar algunas mínimas correciones, y dónde Daniel de nuevo, pero Ramiro también, trece años después de la primera novela, tendrán un acentuado protagonismo desde diferentes perspectivas.

De momento AGELASTO. Y esta si creo que ya será la definitiva portada.

 Hazte con ella (en formato Kindle, tapa blanda, y gratis en Kindle Unlimited):


"“Una nouvelle con escenas perturbadoras que invita a la reflexión acerca de la naturaleza humana, la soledad y la alienación social"

"Cualquier acción violenta se puede considerar como una manera de salir de una anomia desesperante"
M. Houellebecq

"He leído con creciente entusiasmo la novela " Agelasto" del escritor español Marcos Pérez en Amazon. No pertenezco a una generación que gusta de leer literatura en forma digital por eso me sorprendió la comodidad que sentí al entrar en una historia, que como toda gran historia, no ofrecía altibajos para desentenderse de ella. Hay un tono muy logrado desde los primeros párrafos y un escenario poblado de detalles tremebundos en que los sentidos del lector y sus emociones son arrastrados todo el tiempo que dura esta vertiginosa novela. Una prosa cuidada, con adjetivos precisos y enfáticos, va construyendo la travesía de un personaje singular cuyo despiadado y confuso accionar traduce un tiempo de encierro y psicosis social. El autor escoge una doble mirada: la del protagonista y la del narrador externo y de esa manera los lectores pueden separar el plano subjetivo siempre dudoso del verdadero en un mundo lleno de espejos deformantes y donde la realidad siempre es sospechosa. La lectura de esta historia permanece en nosotros mucho tiempo después de haber acabado su lectura y no sería extraño que se metiera en nuestras pesadillas. Una novela de estos tiempos que todos deberíamos leer". Orlando Van Bredam (escritor argentino finalista del Premio Clarín Alfaguara y ganador del Premio Emecé Editores con la novela Teoría del desamparo en 2007).