Perturbadora imagen de la novela Agelasto, dentro de su primera parte, en el episodio La cuna y el chivo.
"Oculto entre los árboles, nuestro protagonista llega a una casa perdida. Desde una ventana, presencia una escena inaudita: una mujer joven, en camisón azul, amamanta a un bebé que resulta ser un chivo de ojos escarlata y rostro sobrenatural. Lo sostiene con ternura religiosa. Sonríe mientras la criatura succiona. La música clásica envuelve la escena, convertida en un ritual íntimo y alucinatorio."Entre el realismo mágico y el horror bíblico, se trata de una escena que invoca lo demoníaco desde la maternidad.
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