Algunas novelas con ciertos rasgos comunes (y de inspiración) para la creación de Agelasto fueron: La náusea (1938), de Jaen-Paul Sartre, El extranjero (1942), de Albert Camus, El túnel (1948) de Ernesto Sabato, El Quimérico inquilino (1964), de Roland Topor, El solitario (1975), de Ionesco, American psycho de Bret Easton Ellis, Ampliación del campo de batalla (1994), de Michel Houellebecq, entre otras.
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